Regenerar, Estimular y Mantener
la fertilidad y biodiversidad del suelo.

4 de Junio 2025

¡Conoce los principios de agricultura Regenerativa aplicados en la palma de aceite en México!

Art Elaborado por: Daniel Torres Loza – Director General de la Federación Mexicana de Palma de Aceite 

El cambio climático ya está afectando de manera importante la forma en que producimos y consumimos nuestros alimentos. Las lluvias, las temperaturas y las estaciones ya no son tan predecibles como antes, lo que hace más difícil el trabajo en el campo. Por eso, cada vez más personas y organizaciones coinciden en que es necesario revisar la forma en la que estamos produciendo nuestros alimentos y, si es necesario, hacer los cambios que permitan mejorar. El objetivo es contar con un sistema agrícola más eficiente, justo, resiliente y que cuide el medio ambiente. De esta forma, no solo garantizamos alimentos suficientes para todos, sino que también protegemos la naturaleza y nos preparamos mejor para enfrentar los retos del clima.

En este contexto, la agricultura regenerativa se presenta como un enfoque que trasciende la mera conservación del suelo y los cultivos. Su objetivo principal es restaurar la salud del suelo, mejorando su capacidad para retener agua y capturar carbono, al tiempo que impulsa una productividad agrícola sostenible y protege los ecosistemas.

Basada en principios de la agroecología, esta práctica fortalece los sistemas agrícolas existentes, adaptándolos a los efectos del cambio climático, reduciendo la erosión y aumentando la resiliencia de los cultivos. Actualmente, en el sector de la palma de aceite en México y otras regiones, la agricultura regenerativa se alinea de forma natural con las prácticas ya implementadas, demostrando el progreso del sector en la promoción de la salud del suelo, la biodiversidad y el uso responsable de los recursos, lo que facilita una transición hacia modelos más sostenibles.

A continuación, se muestra cómo varios de los principios fundamentales de la Agricultura Regenerativa encuentran correspondencia directa con las prácticas agronómicas que actualmente se implementan en distintas regiones productoras del país.


  1. Proteger la superficie del suelo en plantaciones de palma
 
 

En el cultivo de palma de aceite, cuidar el suelo es clave para que la tierra siga siendo productiva por muchos años. Una forma muy útil de hacerlo es mantenerlo siempre cubierto, ya sea con plantas como leguminosas o con restos de poda. Estas coberturas funcionan como una especie de manta natural que protege el suelo, ayuda a conservar la humedad y mejora la vida que hay en él, como lombrices y microorganismos. Cuando el suelo está cubierto, las lluvias fuertes no lo arrastran tan fácilmente, el agua penetra mejor, se reduce el escurrimiento y se evita que el sol lo reseque. Además, al mantener una temperatura más estable en la tierra, se mejora la salud del cultivo.

 

  1. Minimizar la alteración del suelo e incorporación de materia orgánica

 

La agricultura regenerativa promueve una intervención mínima en la estructura del suelo, con el objetivo de conservar sus capas naturales y proteger la vida microbiana. En el cultivo de la palma de aceite, esto se refleja en el hecho de que no suelen realizarse intervenciones anuales en el suelo, excepto durante el proceso de renovación del cultivo (25 -30 años). Esta práctica favorece la formación de agregados y permite mantener la biota del suelo, compuesta por organismos vivos benéficos. Para conservar estos beneficios, es fundamental controlar el tránsito de maquinaria agrícola y reducir o eliminar las actividades que puedan causar compactación y degradación del suelo. Esto ayuda a mantener una buena aireación, mejorar la retención de agua y estimular una alta actividad biológica, todos ellos factores clave para un suelo vivo, productivo y resiliente. Además, cuando la palma de aceite alcanza su etapa adulta, genera una gran cantidad de hojas y restos vegetales cada año. A esto se suman los subproductos del proceso de extracción del aceite, como el raquis y la fibra, que pueden reincorporarse al campo junto con las plantas de cobertura. El reciclaje de esta biomasa contribuye significativamente a mejorar la calidad del suelo, conservar su estructura y fomentar la presencia de microorganismos beneficiosos para el cultivo.

 

  1. Preservar e incorporar raíces vivas en el suelo

 

Un principio clave de la Agricultura Regenerativa es mantener la presencia constante de plantas vivas que mantengan activo el sistema radicular del suelo durante todo el año. En el cultivo de palma de aceite, tanto las raíces de la propia palma como las de especies complementarias —como cultivos de cobertura o plantas nectaríferas— interactúan con los microorganismos del suelo, liberando compuestos orgánicos que alimentan a bacterias y hongos benéficos. Esta actividad favorece la vida microbiana y contribuye a mejorar la estructura del suelo, al generar canales naturales que facilitan la infiltración del agua y la circulación del aire. Además, es posible asociar la palma con otras especies vegetales durante ciertos periodos, cuyas raíces ocupen de manera parcial el suelo y con un bajo riesgo de competencia de nutrientes. Mantener raíces activas, incluso cuando la palma no se encuentra en su fase de máxima producción, ayuda a conservar la fertilidad del suelo y a mantenerlo sano y funcional.

 

  1. Aumento de la biodiversidad en el sistema productivo

 

Incrementar la biodiversidad en los sistemas de cultivo de palma de aceite es fundamental para favorecer el equilibrio ecológico. Esto puede lograrse mediante la incorporación de franjas de vegetación nativa en ciertas áreas, el uso de cultivos intercalados —especialmente durante los primeros años de la plantación— o la rotación con especies complementarias. La presencia de una mayor diversidad vegetal atrae a distintos tipos de insectos, aves y microorganismos, muchos de los cuales desempeñan funciones ecológicas esenciales, como la polinización, el control natural de plagas y la descomposición de materia orgánica. Además, la variedad de raíces y residuos que aportan estas especies contribuye a mejorar la estructura y fertilidad del suelo, creando un ecosistema agrícola más complejo, resiliente y autosuficiente.

 

  1. Manejo eficiente del agua

 

El manejo eficiente del agua es un principio clave de la agricultura regenerativa y resulta esencial para el cultivo sostenible de la palma de aceite. Este enfoque busca aprovechar al máximo cada gota de agua, reduciendo el desperdicio y protegiendo las fuentes hídricas. Para lograrlo, se aplican prácticas como mantener la cobertura vegetal, mejorar la infiltración del agua en el suelo y establecer sistemas de drenaje que eviten el encharcamiento, permitiendo que el suelo respire y las raíces se desarrollen correctamente. Además, el riego se aplica solo cuando es realmente necesario, lo que ayuda a conservar la humedad por más tiempo. Un suelo sano, con buena estructura y abundante vida orgánica, no solo retiene mejor el agua, sino que la distribuye de forma más equilibrada hacia las raíces. Gracias a estas medidas, no solo se incrementa la productividad del cultivo, sino que también se cuida un recurso vital para las comunidades y los ecosistemas que dependen de él.

Uno de los principales desafíos para la palmicultura en México es lograr una armonización conceptual y práctica entre el enfoque de las Buenas Prácticas Agrícolas que el sector ha venido implementando desde hace varios años, y los principios de la Agricultura Regenerativa. El objetivo es integrar ambos enfoques de manera coherente, a través de un diseño técnico cuidadoso que evite contradicciones o cargas operativas excesivas para los productores.

Esta integración debe llevarse a cabo mediante un diseño técnico cuidadosamente elaborado, que considere la diversidad de productores presentes en el país. En general, los medianos y grandes productores han avanzado con mayor rapidez en la adopción de Buenas Prácticas Agronómicas (BPA), mientras que los pequeños productores —quienes representan una proporción significativa del total nacional— también han logrado avances importantes en prácticas sostenibles en los últimos años, especialmente con el apoyo de actores clave de la cadena de valor. Sin embargo, aún existen condiciones estructurales y operativas que dificultan una transición más rápida y profunda dentro de este segmento.

Por ello, es fundamental establecer marcos de monitoreo y evaluación basados en indicadores lógicos y adaptativos que permitan documentar los avances alcanzados en la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), identificar sus puntos de convergencia con los principios de la Agricultura Regenerativa y definir líneas base que faciliten la medición de progresos reales.

Esta transición no debe entenderse como un reemplazo de las BPA, sino como una evolución estratégica y complementaria que amplía sus alcances hacia una visión más integral del manejo agroecológico. Contar con sistemas de medición robustos permitirá al sector palmero generar información clara y precisa sobre los logros obtenidos, al mismo tiempo que se construye una hoja de ruta con metas graduales y realistas para guiar el desarrollo sostenible del cultivo en los próximos años.

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